miércoles, 26 de septiembre de 2012

Future days



"I'm a member of the "why bother" generation myself. But why did I bother to come out here tonight, and why did you? I mean, It's time. It's begins with us, not with politicians, the experts or the teachers but with us. With you and with me. The ones who need it most"

Pump up the volume (1990)


Ayer me tocó ponerme al día con mi amigo/exnovio bueno después de muchísimos meses. Cuando nos tocó hablar de música me dijo: ¿es que vas a estar escuchando lo mismo siempre?
Aun sabiendo que asi funciona la especie de espiral infinita en la que vivo. Han cambiado muchísimo las circunstancias de mi vida en muy poco tiempo, pero sigo estancada en una forma de pensar y de vivir que parece invariable desde que tenía diecisiete o dieciocho años.

Recuerdo ver, precisamente con mi ex bueno, Pump up the Volume, típica película de los noventa sobre adolescentes cabreados con el mundo cuya vida es un infierno por culpa del instituto.
Eventualmente, he visto esta película unas cuantas veces durante los años, aun reconociendo que conforme más la veo más plana me parece. Pero me da igual, la banda sonora es envidiable (Richard Hell and the Voidods, una versión de Bad Brains de Kick out the Jams, algo de Leonard Cohen, the Descendents...) y no sólo me recuerda a la Annie van Annie del instituto, sino a la Annie van Annie de ahora. Lo cual es francamente preocupante.

Mi primer día de universidad fue horroroso. Entraba en una carrera que ni siquiera me gustaba (Derecho), no me apetecía nada acercarme a mis compañeros y sobre todo, sabía que estaba eligiendo una opción incorrecta y me daba igual. Había que hacer algo y ya está. En una de mis carpetas de ese año encontré una nota escrita por mí que decía: "acabar la carrera para vivir en Estados Unidos, ir a muchísimos conciertos y comprar un BMW". Entonces tenía dieciocho años.
Mi primer año en general fue un desastre, aprobé una asignatura en junio y luego todas en septiembre, ya que no hay nada como el poder sugestivo y coercitivo de los padres para apretar las tuercas de un hijo perdido en el camino, pero eso sí: leí y vi más peliculas que nunca.

En el fondo no me importaba nada estar haciendo una carrera que detestaba, porque sabía que me metiera en lo que me metiera (incluso en periodismo, mi primera y única preferencia), no me iba a gustar, asi que prefiero pensar que fue un designio divino el culpable de que acabara siendo un medio para irme a Madrid y alli conocer a dos de las personas más especiales de mi vida: mi incondicional amigo Toño y Alfie, por supuesto. Así que me ponía mi camiseta super mainstream del plátano de la Velvet Underground y escuchaba el recopilatorio de los Nuggets para ir a clase de Derecho Constitucional, con las mínimas ganas necesarias para mantenerme sentada durante un par de horas, y así pasó el tiempo.


Seis años después, acabé la carrera. Mi novio de entonces se había convertido en el ex bueno, y Alfie en el novio irremplazable. Después de seis meses de descanso en Tenerife, reencuentro con viejos amigos, familia y una ruptura temporal devastadora, vuelvo a Madrid para incorporarme, con un poco de ayuda, a mi primer trabajo, que es lo que estaba deseando nada más acabar la carrera.

Y vienen entonces los momentos de duda. Para qué hago esto, para qué me mudo a Madrid, mi temor extremo a asumir responsabilidades se hacía cada vez más patente, no quiero irme de casa y dejar a mis padres y mi hermano, qué miedo vivir sola... Y en el fondo, un miedo terrible a convertirme en una de esas personas que visten bien y su vida es el trabajo, a dejar de ponerme mi ya roída camiseta del plátano de la Velvet, a verme obligada a hacer nuevos amigos opuestos a mi, y a que mi novio irremplazable cambiara radicalmente su forma de ser e hiciera nuevos amigos y se diera cuenta de que soy la misma Annie que piensa, escucha y ve lo mismo que hace siete años, y dejara de resultarle interesante o atractiva porque no avanzo. Y porque mi meta sigue siendo "ganar dinero para vivir en Estados Unidos, ir a muchísimos conciertos y comprarme un BMW". Y hacer todas esas cosas con él, claro.

Asi que sí, ex bueno. En siete años ha dado un vuelco mi vida, pero sigo viendo Pump up the Volume de vez en cuando, y escuchando los Nuggets antes de ir a trabajar. Y sé de lo manido que está este discurso, es más: me recuerda a lo que escribía cuando era joven y decía: mi vida es la música, y siempre lo será, y la vida es una mierda blablabla... Y he ahi la clave de mi preocupación: mi falta de madurez, mi incapacidad para adaptarme a una forma de vida nueva, y sobre todo, mi anticipación a todos los posibles futuros que se me podrían presentar (por supuesto, todo es negro y aleatorio).


Pero bueno, es así, muchos años de escuchar mensajes como "I'm not like everybody else" me han convertido en una adolescente eterna.